viernes, 30 de mayo de 2014

FATHERLAND

Para un enamorado del convulso período de la II Guerra Mundial descubrir la sorprendente y maravillosa Fatherland ha sido increíble, por su arriesgada propuesta, su soberbia realización y el magnífico trabajo actoral. En este último apartado me encanto ver al actor neerlandés Rutger Hauer (famoso por su papel de replicante en Blade Runner) y a una encantadora Miranda Richardson. La acción nos sitúa en la década de los 60 del pasado siglo en Berlín, una capital muy diferente a la que es hoy, ya que, según el argumento, Hitler ganó la guerra, de hecho los primeros minutos una voz en off nos sitúa: el desembarco de Normandía fracasó, Churchill murió exiliado en Canadá en el 53, el rey Eduardo y la reina Wallis subieron al trono del Reino Unido en el 47, tras un armisticio con Alemania, EE.UU. abandonó la guerra europea para centrarse en su confrontación con Japón, al que sí venció tras las dos bombas atómicas, y la guerra con la URSS continúa pero sólo como guerra de guerrillas prolongada durante los últimos veinte años y casi todo el continente está unido por el Imperio de Germania, desde Portugal hasta Rusia (incluida España). Y en este panorama, en la colosal capital germana, donde todas las locuras arquitectónicas de Albert Speer se han llevado a cabo, como la enorme cúpula de la nueva cancillería, se preparan para celebrar por todo lo alto el 75 cumpleaños del amado Fither, con una vuelta a las relaciones con los EE.UU. Como primeros visitantes americanos llegan un grupo de periodistas que cubrirán las celebraciones y la primera visita a Berlín del presidente Joseph Kennedy (efectivamente se trata del padre de J.F.K, conocido por su simpatía hacia la causa nazi). Pero un asesinato se cierne como nube negra entre tanta celebración. No me diréis que de momento no suena apetecible, pues bien esto es sólo el comienzo de aquí en adelante sorpresas, misterios, revelaciones que cambiarán la historia para siempre y un final sencillamente brillante y esclarecedor, no sólo para la película sino también para poder comprender una época y una forma de pensar y actuar que llevaron al mundo casi a su extinción. Estamos ante, mi humilde opinión, una gran película, no solo por entretenida sino por su manera de tratar un momento de la historia muy valiente, y no es el único caso, he tenido la oportunidad de ver algunas películas, la mayoría alemanas tengo que decir (me maravilla la manera que tienen de tratar esa parte de su historia) sencillamente soberbias, no solo la magistral “El hundimiento”, que trata de forma soberbia los últimos días de vida de Hitler, sino también la magnífica “Shopie Scholl”, donde nos relata el arresto, interrogatorio y ejecución de una universitaria alemana en el 43 por repartir octavillas en contra del gobierno en la universidad, en esta película hay unos diálogos asombrosos entre la detenida y su interrogador sobre la moral y sobre todos los acontecimientos que ocurrían en el país, una confrontación de ideas a pecho descubierto, ya sea obre el tema del “reasentamiento judío”, el asedio a Stalingrado , la supremacía de la raza, o qué hacer con las personas “no útiles”, sencillamente de obligado visionado, al menos una vez. Por mi parte me atrevería a recomendar a todos los interesados en este periodo, una miniserie alemana de dos capítulos llamada “Anónima”, basada en los diarios de una periodista alemana de clase alta, totalmente afín al régimen antes y durante la guerra, que está en Berlín durante el asedio y posterior toma de la ciudad por parte del ejército rojo. Se relata y se ve de una manera brutal el día a día, desde el hambre, la enfermedad, las violaciones, ejecuciones,… Soy un partidario absoluto de que para no volver a repetir el pasado hay que recordarlo por lo tanto es muy interesante ver y comprender estas magníficas películas.

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