jueves, 1 de agosto de 2013

DESAMOR, CURIOSIDAD, PROZAC Y DUDAS

Cuanto más veo el paso de Lucia Etxebarria (gran escritora y columnista a la que he leído y sigo con interés sus publicaciones tanto en digital como en papel) más creo que se han juntado “el hambre con las ganas de comer”; y me explico: por un lado tenemos a un prestigioso escritora (de esto no cabe duda posible, a la merced del número y la importancia de los premios literarios que ha ganado), que reniega de la televisión, ella misma confiesa que no dispone de una en su domicilio y , que además ha atacado en numerosas ocasiones desde sus publicaciones a la denominada “televisión basura”, pero, y he aquí el quit de la cuestión, que se encuentra en una situación complicada por una deuda con hacienda, que somos todos. Por esta razón decide aceptar su participación en el reality “Campamento de Verano”, que viene a ser la infinitésima versión del famosísimo GH, eso sí, dejando bien claro que lo hace acuciada por su situación económica y que sigue pensando lo mismo sobre este tipo de programas, osease que son basura, ya que todos sus conocidos y amigos de bien ya le advirtieron que ella estaba muy por encima de los concursantes asiduos, cosa que tampoco es muy difícil, la verdad. Y volviendo con el hilo conductor de mi argumento, estaba por un lado Lucia Etxebarria y sus circunstancias, y por el otra lado el resto de concursantes, osease refritos de otros programas similares (GH, Supervivientes… ninguno de pasa-palabra…), ex de algún famosillo de 3ª, hijos de viejas glorias, actrices venidas a menos, colaboradores (o aspirantes a) de algún programa,… Y lo que ocurrió, como argumentaba, es que hubo una absoluta falta de química y/o entendimiento entre los dos grupos. Lucia entró dejando muy claro, desde el primer minuto y bien alto que ella no conocía a nadie de sus compañeros (ni ganas que tenía), que no sabía ninguno de sus nombres (ni los iba a aprender) y que esta situación era algo excepcional (ella rodeada de tanta cabeza hueca siliconada). El grupo por su paste se manifestó igual de contundente, ninguno de ellos sabía quién era ella, y por lo tanto tampoco la habían leído jamás (ni siquiera los que sabían leer), y de entrada les olía un poco a prepotencia intelectual, y eso a ellos no les mola nada. El resto fue coser y cantar, Lucia cada vez caía más en barrena, con continuas meteduras de pata que el resto del grupo acrecentaba hasta límites insospechados. Ella se aisló totalmente y como suele pasar en los campamentos de verano (compuestos, no lo olvidemos, por niños o preadolescentes) la masa fue a por el más débil para hacerlo blanco de sus burlas, bromas y desprecios. El problema es que este campamento lo formaban personas adultas (algunas demasiado inclusive), y todo fue llevado hasta el límite, de una manera absolutamente irracional. Lucia, al segundo día entró en una profunda depresión con ataques de ansiedad, lloreras, taquicardias, desmayos,… y el grupo entró en una dinámica de abuso y casi acoso, con un odio visceral absoluto hacia la escritora que parecía un alma en pena por el campamento En fin situación irracional sin límites… o no?, quizás eso es la televisión de hoy en día, sólo tenemos que repasar la parrilla televisiva para darnos cuenta de los programas que más se ven y que están en las mejores franjas… QUE SIGA EL ESPECTACULO.

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